viernes, 28 de septiembre de 2012

La leyenda del café



Cuenta la leyenda que allá por el siglo XII, un pastor etíope llamado Kaldi notó que sus cabras estaban más activas cuando comían los frutos de un arbusto. Él también los probó y notó su efecto estimulante.

Llevó los frutos a los monjes de un monasterio y éstos lo tomaron como infusión. Gracias a su efecto podían
permanecer más horas despiertos y dedicarlas a la oración. Por descuido, los monjes dejaron granos de café cerca del fuego y se tostaron, y llenaron toda la estancia con su aroma. A partir de entonces, el café se consumió siempre tostado.

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